¿Te has encontrado alguna vez con situaciones que te hayan llevado a plantearte estas cuestiones: mi perro no quiere caminar y llora o por qué mi gato se arrastra y no camina? Es muy llamativo ver que nuestros amigos peludos, con lo que les gusta, son incapaces de correr, o se empiezan a quejar cuando inician sus movimientos.
Vamos a ver algunos posibles motivos para que puedas averiguar por qué mi perro camina y se sienta, o por qué mi perro no se puede mover y llora al intentarlo.
Razones por las que tu perro no quiere caminar
Artritis y artrosis canina
"Mi perro no quiere caminar; ¿le duele algo?"
La primera respuesta que se nos viene a la mente a casi todos los que conocemos bien la fisonomía de nuestros mejores amigos es la osteoartritis o la artrosis.
Ambas afecciones son de índole degenerativa y consisten en una inflamación articular, causada por un deterioro progresivo de los cartílagos que forman parte de las articulaciones. El dolor provoca que el perro deje de caminar poco a poco, y se queje cada vez que intente hacerlo.
Es una dolencia muy común en perros de avanzada edad, y también extendida en perros con sobrepeso. Fruto de estar inmovilizado, el perro comenzará a sufrir de atrofia muscular, por lo que cada vez le costará más moverse.
La solución pasa por sesiones de rehabilitación junto a la administración de antiinflamatorios natural para perros como la cúrcuma, de alta concentración en el complejo vitamínico de Baluka (balukaVIT), diseñado especialmente para ayudar a tu mejor amigo si sufre inflamaciones articulares.
Displasia de cadera
La displasia de cadera en perros es una enfermedad que afecta principalmente a los canes grandes y ancianos, y es muy común en razas como Labrador, Golden Retriever y Pastor Alemán. Consiste en una deformación de la cabeza del fémur y del acetábulo (el hueco donde el fémur se aloja en la pelvis), de forma que impide el juego normal de la articulación.
Los perros que sufren de displasia presentan claras dificultades para levantarse y caminar, por culpa del dolor procedente de una articulación que no funciona como debiera.
Para tratar la displasia, se suele recurrir a una cirugía preventiva en perros predispuestos a sufrirla en el futuro, sin olvidar un tratamiento veterinario a base de condroprotectores: unos complementos alimenticios para perros que favorecen el desarrollo de los cartílagos (ácido hialurónico, glucosamina, sulfato de condroitina) que, en combinación con un antiinflamatorio natural (como la cúrcuma), ayudarán a tu perro a mitigar el dolor y la inflamación en la cadera.
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Necrosis de la cabeza del fémur
A diferencia de la displasia, esta enfermedad afecta principalmente a perros jóvenes y a razas pequeñas, como Chihuahua, Pomerania, Beagle, Bichón Maltés, Yorkshire Terrier, Teckel... Consiste en una falta de irrigación sanguínea en la cabeza del fémur durante la etapa de crecimiento.
Por consiguiente, el perro que sufra de esta enfermedad prácticamente dejará de caminar por completo. La falta de movilidad, además, hará que los músculos de esta extremidad se atrofien, lo que introducirá al animal en un círculo vicioso.
El tratamiento será, inevitablemente, de índole quirúrgica: será preciso operar a tu perro para extraer el tejido necrosado (muerto) que esté adherido a la cabeza o al cuello del fémur.
Mielopatía degenerativa canina
En este caso, hablamos de un deterioro de la médula espinal que afecta principalmente a la movilidad de las patas traseras del animal, hasta el punto de llegar a perder todo control sobre ellas. Su origen puede deberse a problemas endocrinos, ortopédicos, nerviosos o como consecuencia de un fuerte traumatismo en el lomo.
Lamentablemente, no existe un tratamiento definitivo para la mielopatía degenerativa, y los perros que la sufren dependen íntegramente de fisioterapia para mitigar la atrofia muscular, y de métodos holísticos, cuyo efecto suele asociarse más al placebo.
Rotura del ligamento cruzado
Común en perros de tamaño pequeño y en perros ancianos, consiste en una rotura total o parcial de uno de los ligamentos de la rodilla, de modo que el perro, consumido por el dolor, deje de caminar casi por completo. Obviamente, la articulación dejará de funcionar correctamente.
Por fortuna, este tipo de lesión se puede tratar mediante una cirugía y una posterior administración de antiinflamatorios, apoyada con sesiones de rehabilitación fisioterapéutica.
Otras posibles causas
- Traumatismos violentos que ocasionen daños puntuales en las extremidades.
- Encefalitis causada por el virus del moquillo, y traducida en descoordinación.
- Intoxicaciones que puedan provocar parálisis, acompañada de espasmos y vómitos o diarreas hemorrágicas.
- Enfermedades metabólicas, nerviosas o desarrolladas durante la gestación.
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Si percibes que tu perro no quiere caminar y llora al intentarlo, es muy probable que esté sufriendo alguna de las patologías descritas aquí arriba.
Como has comprobado, las inflamaciones articulares son la causa más común de que nuestros mejores amigos rehúsen moverse. Por fortuna, existen tratamientos que pueden ayudar a perros y gatos a recuperar su movilidad, sobre todo cuando actúan en combinación con antiinflamatorios naturales, como nuestro complemento vitamínico con cúrcuma balukaVIT.
Pero recuerda que esto son consejos. Siempre debes contar con la experiencia de un veterinario que analice el caso.