Los perretes son animales comilones por naturaleza; no dudan ni un segundo en llevarse a la boca cualquier sustancia para identificar su sabor. Pero ese apetito glotón también puede ser fuente de problemas cuando ingieren sustancias que son tóxicas para ellos o directamente no son alimentos ni siquiera para nosotros.
Si sospechamos que nuestro peludo amigo ha hecho una de las suyas y se ha comido algo que no debía, lo primero que debemos hacer es llamar al veterinario. Pero, si no es posible contactar con él, tenemos que evaluar la situación para determinar si debemos hacer que nuestro perro vomite o no, y así ganar tiempo hasta poder hablar con el veterinario o desplazarnos hasta la clínica con nuestro amigo de cuatro patas.
¿Cuándo NO debemos provocarle el vómito a nuestro peludo compañero?
Hay casos en los que no debemos hacer que nuestro perro vomite, ya que, de hacerlo, puede ser peor el remedio que la enfermedad. Estos casos son los siguientes.
- Si se traga un objeto cortante, punzante, afilado o de tamaño grande. Los objetos de este tipo podrían provocarle daños en el tubo digestivo, como cortes, desgarros y hemorragias internas.
- Si presenta síntomas como salivación excesiva, convulsiones, respiración alterada o problemas para tragar, o se encuentra inconsciente.
- Si no sabemos qué sustancia se ha tragado. Ante la duda, lo mejor es acudir directamente al veterinario, o cuando sospechamos que ha ingerido derivados del petróleo, sustancias corrosivas o tensoactivas.
- Si han pasado más de dos horas desde la ingesta. Transcurrido ese tiempo, es más que probable que la sustancia tóxica ya esté en el torrente sanguíneo, por lo que no tiene sentido hacerle vomitar.
- Si nuestro perro ha vomitado solo.
Remedios caseros para hacer vomitar a nuestro perro
Si no se da ninguno de los casos anteriores, entonces sí debemos actuar para incitarle a vomitar. Los métodos que vemos a continuación no son “inocuos” para nuestro peludo, por lo que después de aplicarlos siempre debemos llevarlo al veterinario para que realice un seguimiento de su estado.
Con agua oxigenada
El agua oxigenada es un desinfectante común en los botiquines de casa, así que lo tendremos a mano. Debemos usar agua oxigenada al 3%, unos 2 ml por kilo que pese nuestro amigo peludo (por ejemplo, si pesa 5 kg, le daremos una dosis de 5-10 ml de agua oxigenada).
Para hacer que se la trague, podemos echársela en el bebedero o, si se niega a beber, usar una jeringuilla y aplicarle el agua oxigenada directamente en la boca. Si pasan 10-15 minutos y el perro sigue sin vomitar, debemos repetir el proceso reduciendo la dosis a la mitad.
Con agua y sal
Si no tenemos agua oxigenada, otra manera de hacer vomitar a nuestro perro es con una mezcla de agua y sal. En un vaso con agua, añadiremos entre 1 y 3 cucharillas de sal, y le aplicaremos la mezcla en la boca con una jeringuilla.
Sabremos si uno de estos métodos ha surtido efecto si, al cabo de 10 minutos como máximo, vemos que nuestro amigo peludo empieza a salivar, tiene náuseas o contracciones abdominales.
Como dijimos antes, estos métodos pueden provocar problemas como gastritis o intoxicaciones, así que, después de conseguir que vomite, hay que acudir al veterinario con él para que lo evalúe.
Formas NO recomendadas para provocarle el vómito
A pesar de los daños que los dos métodos de antes le provocan, son los más indicados para hacer que nuestro perro vomite. Aparte de estos, hay otros “métodos” extendidos en el imaginario común de los que son papás de un perro, pero, o no son efectivos, o no son recomendables.
- Con aceite: el aceite está recomendado para perros con síntomas leves de estreñimiento, ya que tiene la capacidad de movilizar el tránsito intestinal. Sin embargo, no es un producto emético, es decir, con efectos vomitivos.
- Con leche: los perros mayores dejan de digerir la lactosa, que se queda en el intestino y acelera el tránsito. En otras palabras, también es una sustancia que provoca diarrea en los perros, pero no el vómito.
- Introducirle los dedos en la garganta: con el estrés y el miedo al ver que nuestro perro ha ingerido algo tóxico, puede ser que lo primero que nos venga a la cabeza es introducirle los dedos en la garganta. Esta maniobra provoca el vómito en las personas, pero no se recomienda para los perros. Ni para sus papás, ya que podemos llevarnos un mordisco en acto de legítima defensa por su parte.
¿Qué sustancias son tóxicas para los perros?
En nuestro artículo sobre los alimentos tóxicos para los perros hablamos de los principales productos o sustancias que nuestros peludos no pueden comer. Entre ellos están el chocolate, las uvas, las pasas, el ajo, la cebolla, el aguacate, el xilitol (edulcorante), la cafeína y el alcohol.
Si nuestro perro ingiere alguno de ellos en cantidades considerables, debemos provocarle el vómito inmediatamente, recurriendo al agua oxigenada o a la sal, y contactando con el veterinario acto seguido.
Como siempre, el mejor remedio es la prevención, por lo que debemos estar atentos y alejar de nuestro pequeño (o gran) glotón aquellas sustancias que, por muy suculentas que le parezcan, nunca debe llevarse a la boca.
En Baluka sabemos que incitar a nuestro perro a vomitar es hacerle pasar un mal trago. Pero no olvidemos que se trata de un mal menor que, según la sustancia y la cantidad ingerida, puede salvarle la vida.